Te has cruzado con las frases: ‘I woke up like this’ o el ‘No-makeup make up’ look? No cabe duda que sí, y que al igual que yo, las has usado también.
Aquí va otra: ‘Effortless Style’— lo que 2 de cada 3 mujeres quiere pulir, o siquiera lograr. Mientras invento esa estadística, pienso en cuán sencillo sería poder usar esa ligereza para lograr el effortless style en la práctica; maquillarnos sin parecerlo y alucinar que así nos despertamos. Ser casi parisina en el único sentido en el que importa.
Y es que habría que definir cuántas series de trial y error se permiten antes de ser tildada de effortFULL …
De mis intentos por ser effortless, rescato mi facilidad para usar balerinas en su etapa más prematura: allá en el 2006, cuando respondía que “no” a quien preguntara si practicaba ballet. Del otro lado del espectro — y que acepto con menos gracia — está mi relación de amor-odio con las zapatillas.
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Me ha tomado más de una década el concluir que no soy partidaria de las converse. Tenerlas puestas me hacen ver más chavo del ocho que cool. La versatilidad de encontrarlas en cada color primario y combinados no es suficiente para aceptarme de chavo. NEXT!
Llegan a mi atención las Stan Smith blancas: la crónica de una obstinación anunciada empieza su curso. La culpable? Quizás tú; y cada mujer — en vivo e Instagram — personificando su más effortless chic self con las zapatillas.
A mis triviales anhelos por conseguir un par, le sucedieron varias visitas a las tiendas de Adidas, y es que si quieres necesitas unas talla KIDS te toca hacerlo. A los 27 años y cuasi señora, crece mi rechazo por aceptarme de chavo. De nuevo: NEXT!
No fue fácil, pero me liberé: abrí mis opciones a alternativas que funcionaran para mí, a marcas ajenas a la ‘genérica’ que fácilmente imaginamos cuando pensamos en zapatillas blancas.
Tuve suerte. Entré a Puma como quien se interesa por un modelo en vitrina (que no necesitaba); y salí de la tienda con mi primer par de white sneakers: las PUMA Smash L (que sí necesitaba). Fue fácil dar con ellas una vez que ingresé a la tienda. Sobresalen —en toda su neutralidad y casi irónicamente — de sus pares más rimbombantes.
Entre sus principales atributos: la ausencia de sobresaturación de la marca, el logo está ahí de forma sutil.
El ajuste es ceñido, lo que explica el 90% de mi favoritismo. Las Smash L que compré, no sólo eran de mi talla, se veían de mi talla también— no fue necesario probarme talla de infantes.
Debo reconocer que hay quienes me siguen viendo obtusa cuando me pongo mis PUMA, y es porque fui capaz de evitar todo tipo de zapatilla desde que pude elegir mi ropa. Incluso zapatillas de deporte, porque al gym también lo evite.
Hay tendencias que a primera vista nos incomodan: quizás nos disgustan del todo; quizás pensamos que no podemos ‘pull them off’. Para lo segundo, viene útil recordar que la moda está a nuestro servicio y no al revés.
Que no te de pena si alguna tendencia te dificulta la existencia (rima involuntaria). Y si te da pena, piensa en las mortales como yo, que nos damos contra la pared con algo tan groseramente básico —un chancay para ti.
Alonso Checa says
Excelente!
Vanessa says
Jajaja “Está convencida de que sus 156 cm de altura no le hacen justicia”
Estefania Campoblanco says
es la verdaad :p
Ula Itu says
Muy bien dicho, aunque tendríamos que ver que piensa tu hermana mayor sobre el “Chavo look” (jajaja).
Estefania Campoblanco says
jajajaja es un buen punto, creo que ya me fregué
Gladiz Martinez says
Me cayó como anillo al dedo! Estoy buscando unas blancas y a pesar de ser petit me rehúso a usar esas de suela súper altas. Voy por las Puma o por unas muy parecidas.
Estefania Campoblanco says
Me alegro Gladiz! sii prueba con estas o con las que mejor te acomoden 😉