No, no es un sinsentido. Tampoco quise implicar que vayas desnuda o que llegues a la oficina con lo que te pusiste para dormir.
Corro el riesgo de sonar enredada, pero te profundizo la idea a continuación:
Así como tu subconsciente dibuja un martillo rojo en tu mente cada que imaginas uno, es probable que dibuje la vestimenta de oficina en la forma de un traje de sastre — muy probablemente negro— y una blusa—muy probablemente blanca.
Tampoco me malinterpreten. Yo le voy “all in” a un power suit y derivados, solo que no siempre. Mi aproximación más recurrente a la “vestimenta de oficina”, es aquella que podría pasar desapercibida en los planes post-office. Es decir, símil a lo que usaría para ir a tomar un trago o a cenar—respetando siempre la formalidad que la oficina amerita (no lentejuelas, no transparencias, no cut-offs de ningún tipo).
Cada chamba es distinta, con lo que el código de vestimenta difiere entre rubros e industrias. En el contexto de la mía —donde no puedo ir en Jean más que en los viernes de Casual Friday, pero no se me exige ir en sastre— he logrado formular algunos tips que me permiten navegar el área gris entre esos límites.
Y divertirme mientras tanto.
1.- Juega con la textura, juega con los accesorios.
Porque, ¿Qué pasa si somos seres de rutina, y que nada de lo que pueda decirte va a cambiar el hecho de que en tu clóset priman dos colores— uno casado con el otro— de nombres blanco y negro.
Key takeaway:
Cuando usas blancos y negros, tienes la oportunidad de trabajar un lienzo en blanco.
Estoy combinando elementos plateados y dorados, no necesariamente poco vistosos o pequeños. Esto funciona—en mi opinión— porque el contraste es el necesario para levantar el outfit y no para confrontarlo.
Incorporé una chalina a forma de chal, que texturiza mi outfit y le da movimiento.
Last but not least: me mantiene abrigada y es una opción alternativa a usar un blazer o sobretodo encima.
¿Quién dice que el blanco y negro TIENE que ser aburrido? Puede o no serlo:
It’s up to you.
2.- Usadas de forma correcta, las prendas oversized pueden darle un toque cool a tus tenidas, sin desaliñar lo que llevas puesto.
Aquí un ensayo visual de lo que te digo:
Key Takeaways:
Estoy usando una blusa oversized y unos culotte (ambos bastante sueltos). ¿Como es que estilizo ambos para no verme desaliñada? Uso botines en punta, en lugar de unos redondos. Y agrego un pañuelo que cae a los lados de mi tronco, de forma que crea un efecto visual favorecedor: me alarga y secciona mi cintura.
¿Quien dijo que el animal print desentona en la oficina? Una aburrida—que no soy yo.
3.- Juega con el color. Así como en la vida no todo es blanco y negro; lo mismo aplica para tus prendas.
Me mantengo en una sola paleta de color: Sí, estoy usando un blazer de color naranja. Pero al combinarlo con colores tierra y tonos beige, se neutraliza y suaviza bastante.
Los trajes de saco con pantalón siempre se verán formales. Por lo que una forma de tone it down—solo lo suficiente— es no usar un traje de conjunto completo y usarlos con botas o botines, en lugar de stilettos.
Te cuento algo más: no le temas a las correas que enfatizan la cintura– también conocida como el refugio mas cómodo de nuestro cuerpo para las calorías.
Por muchos años, llevé un berrinche personal con mi cintura— or lack thereof en realidad. Siempre traté de disimular esto, pero irónicamente lo hacía más obvio cuando lo intentaba. Esa ironía, me llevó a probar lo contrario.
Cada que abrazas eso que percibes como un defecto, te vistes de confianza. Y esa confianza, no conoce de tallas. Te conoce a ti, en tu mejor versión.
Casandra says
Que lindo todo lo que escribes!
Me animaré a ser mas libre a la hora de vestir.
Estefania Campoblanco says
muchas gracias Casandra! Hazlo! En ese momento no sabía que se nos venía una pandemia pero qué mejor momento que ir probando ahorita algunas cositas que estamos en casa! Y regresar con un estilazo a la oficina que no rompa el chanchito 😉 Hay que aprender a usar casi todo para todo!