Renuncié al mundo corporativo

Algunas ya lo sabian y otras más seguro que lo presentían. Así que hoy yo les confirmo con mi puño y letra keyboard: Sí, lo hice.

Curiosa vivencia: pasé de sentirme aliviada al formalizar mi renuncia en el trabajo—símil a cuando acabo un plank de 20 min que en realidad duró 60 segundos—a sentirme muy culpable por realizar algo distinto de andar pegada a mi escritorio un día de semana cualquiera: ¿Correr un martes a las 3 pm? ¿Visitar un mall a las 11 am un día Jueves?

The NERVE

No logro distinguir qué es lo que me extraña más: la sensacion de culpabilidad ó el que haya vida allá afuera de 9:00 am a 7:00 pm. No soy la única en la calle en horario de oficina.

Pero ojalá fuera solo la libertad de estreno, incluso en su version de placer culposo, la que habita en mi subconsciente . En realidad, son muchas otras cosas más.

Y ninguna experiencia es tan palpable como cuando se transita en tiempo presente. Cuando las vivencias llevan mucho tiempo en el horno, corren el riesgo de quemarse porque alguien las olvidó. Y yo no me quiero olvidar.

Entonces, ¿Por qué me tomó tanto tiempo escribir esto?

Algo en mí – específicamente mi ego—necesitaba a gritos una suerte de golazo que justificara mi nuevo inicio. Pero Newsflash: ni veo fútbol.

No soy más que una mujer de 31 años que decidió escarbar entre sus capacidades y aptitudes para ver si lograba encontrar una fracción de la creatividad que durmió cuando era niña.

Esa inquietud siempre estuvo ahí, mis ganas de capitalizarla también. Pero el momento no es el correcto hasta que una decide que así  lo es. Y yo ya decidí  que es momento de ser intencional con mi vida.

Por el momento no tengo más que un par de palabras para mí misma que con suerte lograrán aminalar algunos de mis miedos. Y sino, almenos no obstaculizarán mi proceso mientras hago todo empapada de temor:

• Quiero hacer mucho pero no se por dónde empezar ni qué priorizar : Estás acostumbrada a tener una estructura de vida corporativa e incluso a que te digan qué hacer, a tener estímulos externos que te presionan y exigen. Algo así como cuando te hacen la cera: aguantas el dolor infligido por alguien más que te retira la banda depilatoria pero no te crees capaz de retirarla tu misma. En el pasado has sabido adaptarte y esta vez no será diferente. ¿No sabes qué priorizar ni por donde empezar? Elige al azar y no lo cuestiones. El azar decidió , ahora tu haz tu parte y rájate por ello.
• ¿Qué pasa si sobrestimé mis oportunidades ?: ¿Es cuestión de cantidad de oportunidades o qué tan rápido y fácil asumiste que sería dar con ellas? Por el momento, pienso que es más lo segundo. Pero si luego de mucho tiempo caes en cuenta de que las sobrestimaste, pues te tocará crearlas por ti misma. Tus mejores oportunidades no “te pasaron” precisamente, las perseguiste hasta el hartazgo. Las encontraste ausentes y te tocó inventarlas. Muchas personas cercanas te dijeron que no te veían hablándole a la cámara ni haciendo lo que haces hoy. Te toca inventar de nuevo y probarte equivocada a ti misma esta vez. ¿Querías ser creativa? Transforma ese querer en ser.
• No soy lo suficientemente buena: No, definitivamente no lo eres… todavía. Pero ya eres mejor que cuando empezaste y el que eso no te sea suficiente es prueba de que vas a preocuparte por serlo. Solo no te presiones tanto. Lo estás haciendo bien.

Estos son mis miedos, que no tienen que ser los tuyos para que puedas sacar algo de esto.

Te cuento algo que me ayuda mucho a la hora de afrontar mis problemas: sobre dimensionarlos. Y para hacerlo, primero tienen que salir de tu cabeza porque ahí residen amplificados. A los miedos hay que definirlos—nombrarlos— para entender que no hacen más que ocupar una oración. Y vistos asi, como que ya no dan tanto miedo.

Un buen amigo me dijo: A veces no se trata de lo que logras, se trata de lo que tratas. Tratar ya hace la diferencia.

 

Hoy trato de lograrlo, mañana también lo haré  … hasta lograrlo.